El lino procede de la planta “Linus
ussitatíssimum”, y desde hace diez mil años, los humanos hemos utilizado la
fibra de lino en un hilo continuo de 25 a 150 mm de longitud y 12-16 mm de diámetro aprox. Imprescindible en Egipto, en la Edad Media,
en el Renacimiento, en la Revolución Industrial y hoy en día. Desde la Antigua Mesopotamia, el lino fue domesticado y se producía a gran escala. Principalmente lo usaron los más ricos de la sociedad, ya que era más difícil fabricar lino que algodón por ser más frágil al tejerlo. Sus características
y cualidades son muy particulares. Tiene la capacidad de absorber humedad,
hasta un 20% de su peso en seco, sin resultar húmedo al tacto. Curiosamente,
tiene la gran facilidad para liberar humedad a la atmósfera. Por eso las
prendas de lino se convierten en una estupenda elección para el verano. La
planta dispone de flores que podemos encontrar de colores blanco, amarillo,
rojo y sobretodo azul, crece mejor en las latitudes templadas del norte, en
donde los veranos húmedos moderados producen lino fino y fuerte, pero sedoso. Una
tela de lino 100% alcanza una elegancia sin igual. Se ha intentado obtener una
fibra similar, pero las tecnologías todavía siguen estando muy lejos de encontrar su versión
gemela. En color crudo natural, blanqueada o teñida en gran variedad de
colores, se fabrica un tejido de calidad, fino y muy resistente para ropa de
vestir, ropa de cama, mantelería o para vestir el hogar. Tela perfecta para el
uso del bordado. Los tejidos de lino y de lana, son los más nombrados en toda la
historia, por muchos motivos. Un ejemplo importante; el invento de la imprenta,
que le debe mucho al lino, ya que el papel se hacía de lino y la tinta de
imprenta se hacía de linaza. Ejemplo también, el embalaje de las momias egipcias,
cubiertas de bandas o sábanas de lino como símbolo de riqueza, luz y pureza. Las
semillas de linaza se comen, y además, se sabe que nos ayuda a bajar de peso,
disminuye la ansiedad y la aparición de cáncer mamario. Actualmente, la moda
sigue siendo llamando la atención del lino y encontramos lino hasta en el champú. Las primeras Industrias de lino se han registrado hace más de 4.000 años en las tablillas "Lineal B" de Pilos (Grecia) donde "lino" era sinónimo de ropa genérica, y las mujeres que tejían lino se les llamaba "li-ne-ya". Los fenicios cultivaron campos de lino en Irlanda, llegando allí por los canales del Mediterráneo. La religión judaísta detalló en la Torá la ley conocida como "Jukim", con tres versiones diferentes por la cuál se prohibía vestir prendas de lino. En la biblia aparece una mujer vestida de lino púrpura y se describen a los ángeles vestidos de lino blanco. Más recientemente por el siglo XVIII, el francés Samuel-Louis Crommelin, un experto tejedor, se hizo famoso en la época Victoriana gracias a su mano con el lino, dando el nombre de "Linenopolis" a una ciudad de Irlanda. Crommelin, encontró la manera de mejorar el tejido y por sus esfuerzos y logros, el Gobierno de Lisburn le fue nombrado para ampliar la producción. Desgraciadamente su único hijo murió a temprana edad, así que la familia de De la Cherois, estrechamente vinculados con los Crommelins, se quedó con la empresa.
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